En Lodosa también se habla de setas. Setas en la puerta de tu casa.
En pleno barrio de la Rochapea, en la calle Joaquín Lizarraga, los aficionados a la micología tienen un paraíso. Nada más entrar en la tienda Gobeies, el cliente se ve rodeado de todo tipo de artículos relacionados con las setas: desde la decoración del local a las bandejas llenas de hermosos hongos de todos los tamaños y otras setas desconocidas para el profano pero atractivas a la vista y seguro que al paladar.
El artífice es Eustaquio Martínez, de 36 años, pamplonés con raíces en Lodosa. A pesar de su juventud, lleva ya quince años trabajando en un mundo que le apasiona desde que era niño. “Siempre me ha gustado el campo. Recuerdo cómo mi abuelo me enseñaba en Lodosa a coger las setas de cardo o de chopo. Luego descubrí los hongos, y eso te engancha. Soy cazador, pescador, me gusta coger las hierbas del campo y, por supuesto, las setas, aunque es verdad que cada vez salgo menos porque no es fácil compaginar las salidas al campo con el negocio”, confiesa.
Curiosamente, los estudios de Eustaquio Martínez tuvieron poco que ver con la naturaleza. Cursó Filosofía y Letras en la Universidad de Navarra y cuando terminó la carrera se fue a Madrid. Trabajó como vendedor en Planeta y a los 22 años se puso a vender hongos en la capital. Aún mantiene el negocio madrileño, aunque regresó a Pamplona dos años después y aquí continuó su actividad en la distribución de setas. “Compré un piso y una bajera, en la que hace cuatro año monté esta tienda, que más que un negocio es una filosofía de vida”, señala. Y lo explica: “Yo sé que el viernes por la tarde y el sábado venderíamos mucho, pero cerramos la tienda porque también queremos vivir”, explica.
Y esa filosofía la aplica en su forma de tratar con el cliente: “Además de vender, damos un servicio, por ejemplo para que la gente no se intoxique. Tenemos una consultoría micológica, cada lunes viene a la tienda el micólogo del parque de Ultzama para examinar las setas que cualquier persona haya cogido y quiera consultarle”, señala. Además, dice trabajar exclusivamente con recolectores locales y conocidos, “llevo ocho años con los mismos”, asegura, lo que hace que no tenga problemas con Sanidad: “Ven el origen, la trazabilidad, hasta el nombre de quien las ha cogido”, asegura. Casi siempre son setas de Navarra, aunque cuando aquí escasean las trae de La Rioja, Soria o el Pirineo oscense.
POCOS HONGOS ESTE AÑO Como experto, sostiene que este año ha sido bueno en Navarra para las setas en general, pero con un otoño malo para los boletus, los hongos, que son lo más demandado en su tienda, junto a la Amanita caesarea, la seta de los césares. “Tengo una lista de gente apuntada para llamarles en cuanto tengo amanitas, me las quitan de las manos”, confiesa. Ahora mismo, a primeros de noviembre, reconoce que están bastante bien de precio. “El hongo de primera categoría lo vendo a entre 16 y 18 euros el kilo, y el más maduro, entre 8 y 12 euros”. Paradójicamente, a él la que más le gusta es la seta de cardo silvestre, la que cogía de pequeño: “Para mí es la mejor y la que más aguanta”. Se las come simplemente “fritas en la sartén con ajo y guindilla” y no entiende que sea una variedad tan poco valorada en Navarra, “cuando en Madrid las compran todo el año a 30 euros el kilo”.
Además de las setas frescas, deshidratadas y congeladas, en las estanterías de Gobeies se alinean todo tipo de productos derivados que él mismo elabora: quesos con hongos, con trompetas o con trufas, risottos, patés, pimientos rellenos de hongos, aceite de trufa y otras exquisiteces. También vende alpacas de ostra, champiñón, cardo, shiitake y chopo. Son una especie de tiestos o sacos que el cliente se lleva a casa y las setas brotan en ocho o diez días. “En condiciones perfectas pueden dar hasta tres floradas, aunque en una casa es difícil tener 18 grados de temperatura constante con un CO2 alto y un 98% de humedad”, reconoce. Por supuesto, en Gobeies pueden encontrarse todo tipo de complementos relacionados con la micología, desde cestas y navajas hasta libros especializados. Y también hace un guiño a otros productos locales de temporada como alcachofas, pochas, pimientos, piparras o nueces, siempre de productores navarros.
Eustaquio Martínez compagina la venta directa en su tienda con la distribución a fruterías y también en la calle. Los domingos está en el mercadillo de Landaben y los jueves en el de Estella. El día 23 acudirá a la Feria del Hongo de Ultzama y en diciembre, a la Feria de la Trufa de la Valdorba. En todos esos lugares y en la propia tienda se puede hablar con este hombre de fácil conversación y apasionado por el mundo de la micología y la naturaleza. No le parece mal que en algunos lugares se cobre por recoger setas porque “es una manera de proteger el monte”. Por eso alaba la labor del parque micológico de Ultzama (en su tienda también vende pases), porque “da trabajo a la gente del pueblo, que es la que cuida sus montes, y para que no venga gente de fuera y los esquilme; ese monte es de los que han nacido allí, de sus abuelos y será de sus nietos”, concluye.
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